El imponente edificio que alberga la antigua Estación Internacional de Canfranc es todo un símbolo y un recuerdo de aquella soñada conexión de Aragón con Francia a través de los Pirineos.
Sus dimensiones, los materiales utilizados en la misma y su propia fisonomía asombran a quien la visita, igual que les debió ocurrir a aquellos viajeros de principios del siglo XX.
Y es más que una estación de tren, la de Canfranc, que llegó a ser la segunda más grande de Europa, parece un palacio francés.
Las últimas noticias auguran un futuro esperanzador para este lugar que nunca debió caer en el olvido.
Especialmente recomendables son las visitas guiadas organizadas por la oficina de turismo.
Más información:
http://www.canfranc.es/turismo_canfranc.php